martes, 20 de noviembre de 2012

Las motivaciones y las metas.


Las motivaciones y las metas


DR. ALBERTO QUIRANTES HERNÁNDEZ








Las motivaciones positivas son como impulsos. Mueven a la persona a realizar determinadas acciones y persistir en ellas hasta su culminación. Dirigen por el buen camino hacia metas o fines determinados.

Y para alcanzarlos solo se trata de planificar bien las cosas, tener expectativas realistas y mantener la perseverancia.
Lo primero es fijarse un objetivo a alcanzar, la meta principal, aquello que deseamos se haga realidad. 
Es muy necesario ser específico pues resulta más estimulante alcanzar una meta en concreto que un vago objetivo. En vez de decir “debo bajar de peso”, el planteamiento correcto es “voy a bajar dos libras a la semana”. 
Esto ayudará a planificar los modos y maneras de alcanzar con poca dificultad este objetivo parcial.
LAS GRANDES METAS
Es muy correcto motivarse por grandes metas, pero debe tenerse en cuenta que mientras más ambiciosa resulte, el esfuerzo y el tiempo por alcanzarla será mayor.
Por encima de todo se debe ser realista y no un mero soñador. Muchas veces las metas son abandonadas porque sus expectativas son poco razonables.
Una persona sin el entrenamiento adecuado puede trotar varias cuadras pero sería inalcanzable que se propusiera correr un maratón de más de cuarenta kilómetros.
La posibilidad real de mantener la motivación en alcanzar una meta depende de tener los pies sobre la tierra en relación a lo que se puede conseguir en un período de tiempo determinado.
ESCRIBIRLO TODO
Es conveniente escribir las metas pues diversas investigaciones demuestran como escribir un objetivo forma parte de los procesos mentales de comprometerse a cumplirlo.
Las metas finales deben fragmentarse en objetivos parciales y de relativo fácil cumplimiento. Una vez cumplido el recorrido de un tramo es mucho más fácil pasar al siguiente, pues una forma de allanar el camino es dividir el objetivo en pequeños pasos.
Para ponerse en movimiento en pos de una meta no basta solo con la motivación y la imaginación. Se requiere de cambios y también de autodisciplina para no apartarse del propósito.
Por lo tanto se necesita acción y una constante atención. Los progresos deben comprobarse día a día.
El hecho de ir alcanzando frecuentemente objetivos parciales transmitirá confianza, seguridad en uno mismo, ánimos y más motivación para llegar hasta la deseada meta final.
Los objetivos parciales también se deben escribir de comienzo a fin.
CUANDO ALGO FALLA
Cuando se tiene un resbalón, la motivación persistente viene en ayuda para restablecer de nuevo el compromiso con la meta. Nunca se debe tirar la toalla. No se debe ser demasiado duro con uno mismo y en todo caso congratularse por el tramo ya recorrido. Y de nuevo en marcha.
Los resbalones y caídas ocasionales deben servir de recordatorio del porque resultaría muy provechoso alcanzar la meta propuesta.
LAS ACTITUDES POSITIVAS Y LOS DEMÁS
Se debe mantener en la imaginación una imagen lo más real posible de la meta como si ya se hubiese alcanzado y se estuviese disfrutando. Ayuda a no perder de vista aquello que se está intentando alcanzar.
El pensamiento positivo, las meditaciones tranquilas y el lenguaje interno favorecen la adopción también de una actitud positiva.
Otro gran estímulo es buscar y reunirse con gente que apoye y anime pues nadie puede centrarse en su objetivo si quienes lo rodean no comparte ese objetivo, o todavía peor, intentan alejarlo de él.
Poner fin a un comportamiento insano o improductivo y proponerse nuevos y enriquecedores objetivos es asumir la responsabilidad de nuestras vidas.
A cualquier edad, los cambios positivos son muy emocionantes. Sin ellos, la vida sería muy aburrida.

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